Parálisis braquial Obstétrica
Servicio | Parálisis Braquial Obstétrica
Parálisis braquial obstétrica
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Que es la parálisis braquial obstétrica?
La parálisis braquial obstétrica es una lesión neurológica muy grave del plexo braquial del recién nacido, que afecta a la funcionalidad de toda la extremidad superior.
Si se trata correctamente mediante técnicas microquirúrgicas, es una lesión curable. El cirujano debe realizar una valoración inmediata en el primer mes de vida, diagnosticar la lesión, controlar la progresión y, en función del grado de recuperación espontánea de la parálisis, determinar la intervención quirúrgica más adecuada.
La parálisis braquial obstétrica presenta un doble problema: por un lado, la pérdida de movilidad completa o parcial de la extremidad, y por otro, una deformidad articular con pérdida de la congruencia y morfología de las articulaciones de hombro, codo y muñeca motivadas por desequilibrios musculares funcionales.
Preguntas Frecuentes
La parálisis braquial obstétrica es una lesión poco frecuente. El problema de las patologías de baja frecuencia es que, normalmente, los profesionales sanitarios tienen pocas oportunidades de ver o tratar casos de este tipo de lesiones. Incluso en centros específicos la experiencia acumulada es de algunos pocos casos.
La consulta de las líneas generales de actuación y comportamiento del proceso favorecen una corriente de opinión poco especializada aun en ámbitos de actuación muy específicos.
Es, por tanto, frecuente y natural entender que la información ofrecida al paciente sea general y poco precisa en cuanto a las respuestas concretas para un pronóstico exacto, a la seguridad en el tratamiento o los resultados.
La perspectiva del cirujano formado en centros pioneros en este tipo de patología, que comenzó a desarrollarse en la década de los años ochenta es bien distinta.
El Dr. Muset accedió a ese desarrollo especializado en los años noventa, y su consejo y práctica quirúrgica se deben a un bagaje de dedicación profesional quirúrgica de 20 años, basada en la experiencia acumulada de series quirúrgicas de otros 20 años de seguimiento. Su visión, consejo, pronósticos y tratamientos tienen unos fundamentos basados en la experiencia de los resultados propios, comparados y actualizados constantemente a través de las actividades científicas específicas de los pocos grupos que acreditan largas series de pacientes operados en todo el mundo.
Solo desde la experiencia y dedicación convertimos una patología de baja frecuencia en nuestro trabajo habitual y las técnicas de alta complejidad en una rutina segura tanto en el control de los riesgos como en la consecución de resultados.
La parálisis obstétrica es una lesión del plexo braquial, con alteración completa o parcial de la función de la extremidad, por ruptura de los nervios que desde la médula pasan por el cuello para distribuirse por el brazo.
Hay tres tipos de lesiones:
– Lesiones en C5-C6 que afectan a los movimientos de abducción del hombro, la rotación externa y la flexión de codo. El bebé tiene el brazo caído, puede mover la mano, estira el brazo, pero no puede levantarlo ni llevarse la mano a la boca por no poder flexionar el codo.
– Las lesiones en C5-C6-C7 incluyen, además del déficit de abducción, rotación externa y flexión de codo, la imposibilidad de estirar el brazo y levantar la muñeca.
– En la parálisis total, el bebé no puede mover el brazo ni la mano.
El control muy precoz del paciente (en el primer mes de vida) y el seguimiento mes a mes permiten establecer el pronóstico de la lesión y decidir en tiempo óptimo la necesidad o no de tratamiento quirúrgico de la lesión.
Si la evolución no es satisfactoria la indicación quirúrgica es absolutamente imprescindible para obtener los mejores resultados posibles. La edad óptima para la reconstrucción microquirúrgica es alrededor de los 3 meses de vida.
La superespecialización en el campo de la microcirugía nerviosa y vascular en las lesiones del plexo braquial obstétrico nos permite ofrecer al paciente seguridad y confianza en el tratamiento, incluso en aquellas lesiones más graves con avulsiones radiculares (arrancamiento de las raíces nerviosas a nivel medular con desconexión completa).
El tratamiento para estas lesiones es técnicamente muy complejo. El equipo médico debe estar absolutamente capacitado para escoger la estrategia adecuada tras la correcta valoración de la lesión y llevar a cabo la intervención. Las exploraciones complementarias neurofisiológicas intraoperatorias no son útiles en bebés: por el gran número de falsos positivos y negativos que refieren, el error inducido podría ser determinante. La experiencia es el único elemento que nos permite establecer la reparación microquirúrgica adecuada para cada caso, pues cada paciente es diferente y singular. La parálisis obstétrica es el único tipo de parálisis en que, mediante la reconstrucción microquirúrgica, podemos conseguir la reinervación de las funciones de la mano y de las partes proximales del brazo.
La protocolarización en los procesos quirúrgicos es imprescindible, necesaria y se adquiere con la experiencia. La duda ante las alteraciones anatómicas, la identificación de la lesión y la calidad de las raíces a utilizar en la reconstrucción enlentecen el proceso de forma innecesaria y comprometen los resultados derivados de la inseguridad en la toma de decisiones. El plan quirúrgico debe establecerse en los primeros compases de la intervención quirúrgica sobre la base de la exploración clínica previa y la técnica quirúrgica que el paciente precisa debe ejecutarse con la adecuada celeridad. Los tiempos anestésicos largos y la exposición de las incisiones por un período de tiempo prolongado, en un bebé de 3 meses, repercuten en modo directo en el postoperatorio. El tiempo quirúrgico en una parálisis de C5-C6-C7 oscila entre los 60 y 120 minutos por regla general (de 1 a 2 horas), mientras que la intervención en parálisis totales oscila entre los 120 y los 165 minutos (de 2 horas a 2 horas y 45 min). La intervención quirúrgica en pacientes afectados por parálisis braquial obstétrica es una operación técnicamente difícil y debe estar perfectamente ejecutada si queremos asegurar un resultado.
A pesar de realizarse en bebés de 3 meses, no afecta a estructuras vitales, como pueda ser una cirugía cardíaca, por lo que el riesgo vital no se contempla.
La infección quirúrgica es uno de los riesgos existentes en todo acto quirúrgico. En la experiencia y práctica adquirida por el Dr. Muset en series de más de 350 reconstrucciones microquirúrgicas y más de 400 procedimientos secundarios, solo dos pacientes han presentado una infección postoperatoria. En uno de los casos, el proceso se resolvió mediante tratamiento antibiótico; el otro precisó reintervención, limpieza quirúrgica de la herida y terapia antibiótica por vía intravenosa. En ninguno de los dos casos, la infección comprometió el resultado de la reconstrucción microquirúrgica, y ambos pacientes evolucionaron satisfactoriamente.
La reconstrucción microquirúrgica es un proceso delicado, que actúa sobre estructuras nerviosas gráciles que deben ser protegidas a la tracción a los movimientos inesperados y a las posiciones extremas.
Desde hace muchos años, el Dr. Muset opta por no asumir ningún riesgo postoperatorio innecesario de ruptura o disrupción de la reparación primaria microquirúrgica del plexo braquial a los 3 meses de edad, una vez realizada la intervención. Durante el período postoperatorio, por tanto, consideramos generalmente imprescindible la inmovilización postoperatoria cefalotorácica de nuestros pacientes.
En nuestra práctica quirúrgica, la seguridad del paciente es prioritaria y para los bebés es esencial. Los centros hospitalarios colaboradores en el ámbito de la cirugía y tratamiento de nuestros pacientes afectados por parálisis braquial obstétrica son de tercer nivel con todos los servicios de soporte pediátrico necesarios para la máxima seguridad del procedimiento.
Los equipos de anestesia y soporte pediátrico acreditan sobrada experiencia y solvencia profesional.
El trabajo continuado a lo largo de los años facilita, automatiza y mejora los niveles de eficiencia profesional.
En general, el paciente precisa de 2 a 3 días de ingreso. La primera noche postoperatoria es quizá (y no siempre) la más incómoda por varios motivos al margen del propio bebé. El segundo día, tras la constatación de la normalidad del proceso postoperatorio, el control pediátrico y el seguimiento del cirujano tranquilizan a la familia. La información, facilidades, control social y burocrático de las necesidades de la familia, así como los trámites administrativos se cursan de modo personalizado, a través de la enfermera y secretaria personal del Dr. Muset.